Se trata de un coñac del Club Cigarros cuyos destilados proceden exclusivamente de los viñedos de las laderas calcáreas de la Grande Champagne de Cognac, y clasificado como Premier Cru de Cognac. Las Eaux-de-Vie más antiguas que componen este excepcional coñac datan de 1973.

El color es ámbar oscuro con ligeros reflejos dorados en una botella con forma de finales del siglo XIX, un guiño a una de las primeras botellas de "Cognacaise" producidas mecánicamente.

La nariz revela una amplia gama de aromas con fragancias de flores blancas como el melocotón, la cereza, el corazón de paloma o el burlat, que terminan con una nota de violeta, una pista importante del origen de este aguardiente notable en más de un sentido, de la Grande Champagne, clasificada por sus cualidades intrínsecas como Premier Cru.

Al segundo ataque le siguen aromas sutiles y bien estructurados de pimienta de Szechuan, pimienta negra, jengibre, cuero y almizcle, con toques de vainilla amaderada, que terminan con chocolate fino y moca.

En el paladar, un amplio abanico de sensaciones gustativas que van desde la pimienta blanca o negra, hasta el jengibre, pasando por la ciruela y el albaricoque confitados, la vainilla amaderada que ha madurado con el tiempo en barricas de roble francés, o la moca y el chocolate, para terminar con un fino matiz cobrizo, un delicado recuerdo de la excepcional suavidad y redondez de la segunda destilación a fuego abierto en un alambique de cobre rojo.

Se recomienda la degustación en una copa tulipán, una forma apropiada para la degustación de un conocedor. Un momento exquisito para compartir con los amigos en casi cualquier momento del día "para hablar de ello después" según Talleyrand, ministro de Napoleón I. También va muy bien como trago largo con schweppes de cítricos, una felicidad extrema en cualquier estación antes de una comida.