Una mezcla de coñacs muy antiguos con una edad media de 45 años.
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La Casa Prunier se encuentra en Cognac con 250 años de historia, es decir, desde hace más de dos siglos.
Desde 1769, la Casa Prunier deja su huella junto a los grandes nombres de Cognac.
Las primeras huellas de la familia Prunier se remontan a 1701, pero no fue hasta 1769 cuando las actividades de embotellado y exportación comenzaron realmente en Cognac, como atestiguan las antiguas etiquetas de las botellas Prunier.
A través de los tiempos, el edificio de 1850 ha visto crecer a cada generación. Las paredes, como fotografías, llevan la memoria familiar. Aún hoy, este edificio es el alma de la Casa Prunier.
Concebida por Jean Burnez, abuelo del actual Presidente, a principios de los años 30 con el nombre de "Patriarche", esta copa sigue siendo la selección personal del jefe de la familia. Si bien la base, compuesta por coñacs muy antiguos envejecidos en bodegas frescas y húmedas, ha permanecido inalterada durante tres generaciones, cada Maestro de Bodega ha aportado su toque personal al producto añadiendo algunos aguardientes, respetando el carácter natural, redondo y complejo de este gran coñac.
Claude, hijo de Jean, ha desarrollado un estilo más completo con aguardientes más amaderados, mientras que Stéphane, su hijo y actual Maître de Chai, está desarrollando un estilo algo más moderno y ligero, con menos madera, prefiriendo encontrar más el sabor natural de los aguardientes que el de las barricas en las que han envejecido.
A través de la evolución histórica y futura, el Très Vieille Grande Champagne seguirá siendo una de las firmas inconfundibles de la Casa Prunier, un magnífico ejemplo de lo que es capaz el premier cru del coñac.
