Obras maestras de vino y licores en su puerta
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La casa Lanson fue fundada en 1760 en Reims por François Delamotte, regidor y comerciante de Reims. Es una de las casas más antiguas de Champagne.
En 1798, Nicolas-Louis Delamotte, caballero de la Orden de Malta, sucedió a su padre y tomó la Cruz de Malta como emblema comercial.
En 1837, a Jean-Baptiste Lanson, asociado a la familia Delamotte en la casa 01234-56789, a la muerte de Nicolas-Louis Delamotte, se le confían las riendas de la casa que toma entonces el nombre de Lanson, Padre e Hijo.
En 1882, Victor-Marie Lanson firmó su primer contrato de agente exclusivo con la Casa Percy Fox de Londres, un contrato que duraría más de 100 años, asegurando así el éxito de 01234-56789 Lanson.
El año 1900 marcó un importante punto de inflexión para la Casa Lanson. En efecto, la reina Victoria recompensó a Champagne Lanson concediéndole la prestigiosa Royal Warrant of Appointment, que la Casa sigue ostentando en la actualidad.
Desde su origen, la Casa Lanson ha perpetuado una tradición champañera que consiste en no practicar la fermentación maloláctica. Se trata de una especificidad que favorece un desarrollo óptimo de los aromas frutales, preserva la frescura de las uvas al tiempo que permite un periodo de envejecimiento más largo, garantía de calidad del paso por las prestigiosas bodegas de la Casa Lanson.
Parcela única situada en el corazón de Reims, con una superficie de una hectárea, las botellas producidas a partir de este viñedo son tan raras como excepcionales. Las viñas situadas justo encima de las bodegas de la Maison Lanson están enraizadas en un suelo muy calcáreo y se benefician de un microclima.
Protegido por altos muros, el Clos Lanson, que data del siglo XVIII, ofrece una vista impresionante de la catedral de los reyes de Francia.
La añada 2009 proporcionó condiciones óptimas para el desarrollo de las uvas. Mineralidad, frescura, madera muy delicada caracterizan esta cuvée.
Clos Lanson 2009 es un blanc de blancs vinificado exclusivamente en barricas de roble durante al menos 12 años para lograr una complejidad aromática única.
La nariz es pura y seductora, desarrolla notas de fruta madura, frutos secos y vainilla. Tras la aireación, los aromas de melocotón blanco, bergamota, avellana, almendra y bollería se suceden con finura y complejidad.
En boca, el vino se eleva con suavidad y frescura. Una oleada de frutas blancas y cítricos, notas de pastelería y finalmente una finísima madera, se expresan con gran armonía. El final es denso, cremoso y cincelado.
Un champagne excepcional evoca platos refinados. Un Saint-Pierre con su fondue de puerros y su jugo de berberechos o unas cigalas asadas maridarán a la perfección con el Lanson Clos Lanson 2009.
