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Obras maestras de vino y licores en su puerta
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¿Qué amante exigente de los Champagne no conoce la Casa Laurent-Perrier, cuyas suntuosas cuvées poseen un sabor casi refrescante de historia? Auténtica referencia dentro del círculo de las grandes casas de Champagne, la Casa Laurent-Perrier siempre ha demostrado un espíritu innovador desplegando un estilo muy característico de finura y elegancia desde hace dos siglos. Fuerte en sus convicciones y autenticidad, es una de las casas que cotizan en la Bolsa de París, lo que garantiza el almacenamiento a largo plazo de añadas excepcionales.
Fue a finales del Primer Imperio, en 1812, cuando André-Michel Pierlot, antiguo tonelero y embotellador de Chigny-les-Roses, se instaló en Tours-sur-Marne como comerciante de vinos para Champagne. Tours-sur-Marne es un pintoresco pueblo situado en la encrucijada de las tres principales regiones vitivinícolas del Marne: Montagne de Reims, Vallée de la Marne y Côte des blancs, y es uno de los 17 municipios clasificados como Grand Cru. En particular, adquirió dos parcelas, "Les Plaisances" y "La Tour Glorieux", en las que fundó su propia casa.
Su hijo Alphonse le sucedió, pero como éste no tenía hijos, fue su maestro bodeguero Eugène Laurent quien se convirtió en propietario en 1881. Fue él quien dotó a este pequeño negocio de Champagne de varios anexos en Tours-sur-Marne y de trozos de viñedo en los mejores crus de la región: Bouzy, Tours-sur-Marne y Ambonnay, todos ellos clasificados como Grand Cru. También mandó excavar 800 metros de bodegas para mantener los vinos en condiciones óptimas, una constante que aún hoy es exclusiva de la casa.
Tras la muerte de Eugène Laurent en 1887, fue su esposa Mathilde Perrier quien aseguró la continuidad de la casa y decidió combinar sus dos nombres para formar la Maison Laurent-Perrier. En 1920, se asoció con Sir Alexandre Fletcher Keith McKenzie para desarrollar la casa en Inglaterra, lo que supuso el primer paso en la internacionalización de Champagne. La empresa se vendió entonces a la familia Nonancourt en 1939, y fue Bernard de Nonancourt quien la llevó a lo más alto gracias a su innato sentido de los negocios y a su increíble perseverancia. En 2010, sus dos hijas tomaron las riendas para seguir haciendo latir el corazón de esta ilustre casa.
Las gamas de Champagnes Laurent-Perrier comparten todas el mismo refinamiento y precisión constantes, donde la pureza de su terruño se expresa para mayor placer de los degustadores.
El millésime 2012, mezcla a partes iguales de Chardonnay y Pinot Noir, encarna el ADN de la Casa Laurent-Perrier. Muy mineral, persistente y afrutado, sublimará todo tipo de platos de marisco, pescado o carnes blancas.
Y qué decir del millésime 2000, de perfecto equilibrio, donde armoniosas notas cítricas y florales aportan riqueza y frescura. En definitiva un grandísimo Champagne, listo para embellecer ocasiones especiales.
El cuvée Grand Siècle Itération n°25 fue creado por Bernard de Nonancourt en 1959, siendo un prestigioso Champagne pero no Millésimé. Elaborado a partir de las mejores parcelas de los mejores años, posee gran intensidad, profundidad y elegancia. Para disfrutar con buena comida.
Este vino procede del zumo de uva más puro, que constituye la base para la elaboración de "La Cuvée" de Laurent-Perrier, un Champagne de gran finura y frescura fruto de una larga crianza en bodega.
Se trata de un coupage compuesto principalmente por Chardonnay, en más de un 50%, seguido de un 35% de Pinot Noir, y completado por Meunier, que representa un 15% del coupage. Alrededor del 15% al 30% de este vino proviene de vinos Réserve, que se benefician de un envejecimiento en bodega ideal, hasta unos 4 años.
"La Cuvée" es una mezcla compleja de más de 100 Crus diferentes.
Este Champagne tiene un color oro pálido, con burbujas muy finas que alimentan un persistente cordón de mousse.
En nariz, descubrimos delicados aromas de cítricos frescos y flores blancas.
La complejidad del vino se expresa gradualmente, ofreciendo notas de melocotón de viña y fruta blanca. En boca, el equilibrio perfecto entre frescura y finura se mezcla con sabores afrutados que están muy presentes al final de la degustación.
Para servir, una temperatura ideal es entre 8°C y 10°C.