Obras maestras de vino y licores en su puerta
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Joseph Krug nació en 1800 en Maguncia, entonces una ciudad germánica del Imperio Napoléon. Creció en el corazón del Mosela, enfrentado desde muy joven a una viticultura tan fragmentada como la que más tarde experimentaría al instalarse en Champagne.
A los 24 años, se estableció como comerciante y viajero comercial, instalándose finalmente en París en 1834. Joseph aprovechó entonces una oportunidad: entró en Jacquesson, una Casa de Champagne fundada en 1798.
Rápidamente se convirtió en uno de sus socios.
A la edad de 42 años con el apoyo de Hippolyte de Vivès, Joseph Krug fundó la Casa de Krug & Company en 1843. Había nacido la Maison Krug de Reims.
La Maison Krug utiliza el método de vinificación bajo madera en pequeñas barricas de 205 litros de roble francés.
La Maison Krug de Reims fue fundada en 1843
Cada año, desde la fundación de la Maison Krug, se crea una nueva Edición de Krug Grande Cuvée para ofrecer la expresión más generosa del Champagne.
La 169ª edición se elabora en torno a la cosecha 2013. La mezcla se compone de 146 vinos diferentes de 11 añadas distintas, la más antigua de las cuales es la cosecha 2000 y la más reciente 2013.
La cosecha 2013 reúne las condiciones ideales para permitir que las parcelas más antiguas de la Maison Krug destaquen. Llenos de intensidad y longitud, los Chardonnays son excepcionalmente frescos y puros. Los Pinots Noirs, potentes y largos en boca, desarrollan sus discretos aromas afrutados, mientras que los Meuniers aportan estructura, tensión y vigor.
Las botellas han reposado unos siete años en bodega ganando en expresión y elegancia.
Para crear esta Edición, el Chef de Caves ha querido acentuar la redondez y elegancia de los aromas de 2013 con vinos de diferentes parcelas y de otras diez añadas. La especial atención a las viñas y el respeto por el carácter único de cada parcela han revelado toda la expresividad de esta Edición de Krug Grande Cuvée.
Visualmente, este Champagne se adorna con un color dorado pálido y se mueve con burbujas finas y vivas, promesas de un placer incomparable.
Aromas de flores, cítricos maduros, confitados y secos, así como mazapán y pan de jengibre estimulan la nariz.
Las notas de avellana, turrón, azúcar de cebada, cítricos y gelatina, almendras, brioche y miel explotan en el paladar.
Esta 169ª edición es ideal para platos de marisco como el rodaballo con trufas, ostras o gambas a la plancha. También será muy apreciado sobre parmesano curado o un toque dulce con una Tarte Tatin o un CheeSecake.
