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Obras maestras de vino y licores en su puerta
Una mezcla de 94% de Chardonnay con 6% de Pinot Noir en vino tranquilo
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El Domaine Jacques Selosse se fundó en 1949 en el pueblo Grand Cru de Avize. Su hijo, Anselme, se ha hecho cargo del Domaine desde 1974 para convertirlo en la pequeña estrella emergente de Champagne.
Sólo 50.000 botellas se producen cada año en el Domaine Jacques Selosse, compuesto por 7,5 hectáreas repartidas en terruños extraordinarios que Anselme Selosse ha sabido sublimar parcela a parcela.
Las parcelas de Chardonnay se encuentran en la Côte des blancs : Avize, Cramant, Oger y Le Mesnil-sur-Oger mientras que las parcelas de Pinot Noir proceden de Montagne de Reims : Aÿ, Ambonnay y Mareuil-sur-Aÿ.
La calidad de los Champagnes Selosse es reconocida por todos los grandes críticos, y las botellas son muy apreciadas en todo el mundo dada la escasa producción.
Los Champagnes Jacques Selosse son famosos por su vinosidad, pureza y notas oxidativas perfectamente controladas, así como por unos aromas a pan de especias y manzana absolutamente irresistibles.
El Champagne Rosé de la Maison Jacques Selosse es una mezcla de dos añadas de chardonnay de Avize (94%) y pinot noir de Ambonnay (6%). Este Grand Cru se produce en cantidades muy reducidas (2000 botellas).
La vinificación y el envejecimiento tienen lugar en barricas borgoñonas (al estilo de la Maison), después del ensamblaje y el embotellado, se extiende un largo proceso de envejecimiento en bodega durante 6 años. Finalmente, este Champagne potente y vinoso se dosifica ligeramente a 1,5g/L.
La capa es de un luminoso color rosa salmón. La nariz es una verdadera procesión de frutas y especias: manzana (estilo Maison), fresa silvestre, granada, piña, jengibre vainillado, almendra... lo que lo convierte en un Champagne Rosé denso y encantador, entre gourmandise y ligereza. En boca es pleno y ligero a la vez, marcado por notas aciduladas de grosella, frambuesa, limón y pomelo; también encontramos esas notas eXóticas de almizcle y jengibre que confirman este frescor salvaje. El final es muy largo, recto y aireado, con un persistente retorno de mineralidad y especias.
Es una pura delicia que sublimará un empanado de cangrejo, quesos Secs de cabra o incluso un entremet de vainilla de frutos rojos.
