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Obras maestras de vino y licores en su puerta
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Instalado en Meursault desde el siglo XIX, el Domaine Jacques Prieur cuenta con una de las mejores colecciones de Grands Crus y Premiers Crus que existen. Sus 21 hectáreas de viñedo (11ha de Pinot Noir y 10ha de Chardonnay) incluyen numerosos terruños prestigiosos, como Grands Crus Montrachet, Chevalier-Montrachet, Corton-Charlemagne, Corton-Bressandes, Echézeaux, Clos Vougeot, Musigny, Chambertin y Chambertin Clos de Bèze. Es decir, un tercio de las denominaciones Grands Crus de Borgoña
Catorce Premiers Crus completan esta maravillosa colección repartida entre la Côte de Beaune y la Côte de Nuits. Nueve grands crus, catorce premiers crus, tres crus monopole, un verdadero collar de perlas.
Actualmente al frente de esta joya de la Borgoña, la familia Labruyère, propietaria también de Château Rouget en Pomerol y de Domaine Labruyère en Moulin-à-Vent, trabaja a diario para sacar el máximo partido a este prestigioso patrimonio. Cuenta con el apoyo de Martin Prieur, nieto de Jacques Prieur, que trabaja y vive con su familia en la propiedad desde 1990. Encargado ahora, junto con Edouard Labruyère, de la comercialización de los vinos del Domaine, Martin Prieur representa el vínculo entre el pasado y el presente, pues nadie conoce la historia del Domaine y de sus viñas tan bien como él. Bajo la dirección de Daniel Godefroy, un experimentado viticultor que conoce cada parcela al dedillo, Domaine sigue desde hace muchos años un enfoque de "viticultura razonada". El trabajo en la bodega está supervisado por la excelente enóloga Nadine Gublin. Experta en intervenciones razonadas y precisas en el proceso de vinificación, fue galardonada con el título de Enóloga... Ver más ...
El propio nombre de Montrachet evoca en los entendidos probablemente el mayor terruño de vinos blancos secos del planeta. La denominación comprende sólo siete hectáreas de un terruño muy fragmentado, el santo de los santos para la uva Chardonnay. El Domaine Jacques Prieur posee una parcela de 0,59 hectáreas, de pendiente media y perfectamente drenada. La exposición es muy soleada, el suelo fino y pedregoso con un afloramiento de marga blanca.
La añada 2018 fue de todos los récords : escasas precipitaciones, insolación excepcional, una temperatura media 2°C por encima de lo normal. Condiciones que darán lugar a una gran añada en toda Borgoña. La fermentación alcohólica y la crianza se realizan al 100% en barricas de roble nuevas, con un periodo de envejecimiento de 22 meses.
El color es brillante, un luminoso verde dorado con reflejos plateados chispeantes. La nariz, aunque un poco reservada por el momento, expresa una gran complejidad sobre notas de granito que se filtran a través de aromas de manzana verde y pera. La expresión olfativa de gran pureza transmite una sensación de inmensa potencia contenida.
En boca es denso y graso, generoso. La estructura es enorme con nobleza y equilibrio gracias a una acidez mordaz y tensa, llena de energía. El aroma expresa notas de anís y especias que evolucionan hacia notas de limón confitado, en una expresión afrutada llena de clase. Una fuerte sapidez mineral confiere al final una longitud infinita.
Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los grandes vinos blancos del mundo, que se beneficiará de una decantación previa y de una degustación en copas grandes y muy finas. Una poularde aux girolles o una lubina en croûte de sel podrían entonces acompañarlo, para un gran momento de emoción.
