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Obras maestras de vino y licores en su puerta
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Esta es una de las fincas más modestas de Saint-Emilion, situada a la entrada del pueblo, pero cuyos vinos figuran entre los más distinguidos. Se trata de un antiguo pequeño fuerte o "camp fortet" que vigilaba la ciudad medieval en tiempos de paz y la defendía en tiempos de guerra.
El viñedo único, situado en las laderas occidentales más altas de Saint-Emilion, está rodeado de muros bajos, de ahí su nombre actual.
Pertenece a la familia Cuvelier desde 2001, con Philippe y su hijo Matthieu en constante búsqueda de la excelencia y la pureza. En particular, han optado por gestionar el viñedo con tratamientos orgánicos y biodinámicos.
El Clos Fourtet fue nombrado Premier Grand Cru Classé en cuanto se creó la clasificación de Saint-Emilion en 1955. Todavía hoy ostenta esta distinción, lo que atestigua el mérito de su lugar en la élite.
Le Clos Fourtet reina sobre un viñedo de 18,5 hectáreas de viñas, plantadas en una meseta arcillo-calcárea y cuyas variedades de uva son 85% Merlot, 10% Cabernet Sauvignon y 10% Cabernet franc. Los vinos envejecen entre 15 y 18 meses en barricas de roble francés, el 60% de las cuales son nuevas.
La finca produce un segundo vino, Closerie de Fourtet.
Le Clos Fourtet ofrece vinos de exquisita complejidad y frescura inimitable gracias a su gran terruño. Ofreciendo taninos delicados, merecen esperar unos años para ganar en refinamiento.
El tiempo fresco y lluvioso de principios de 2022 pronto dio paso a unas condiciones suaves y secas que propiciaron una brotación temprana en las viñas.
A esto le siguió una primavera excepcional, con un mes de mayo que fue el más caluroso y uno de los más secos de los últimos 20 años.
Las cepas tuvieron que adaptarse rápidamente a estas condiciones inusuales en esta fase del ciclo, y esta fue la clave del éxito de esta añada para nosotros.
El punto medio de floración se alcanzó el 23 de mayo, unos doce días antes de la media.
Después se produjeron tres olas de calor que afectaron a la vegetación de la vid, ralentizando el crecimiento y retrasando después el envero que, una vez iniciado, fue rápido y homogéneo.
La falta de lluvias creó un estrés hídrico moderado que, en nuestros suelos calizos, fue muy beneficioso para la calidad.
Tonalidad granate con brillantes reflejos púrpura.
Aromas complejos e intensos, resultado de una muy buena madurez en las uvas sin ningún carácter exótico.
Una entrada fresca, plena y elegante, apuntalada por unos taninos densos, esféricos y cremosos.
