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Obras maestras de vino y licores en su puerta
Château Pape Clément 2022
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Château Pape Clément
El Château Pape Clément es una de las propiedades más antiguas del viñedo bordelés, con siete siglos de historia y nacido de la pasión de un papa. Fue a finales del siglo XIII cuando Bertrand de Goth recibió de su hermano Bréaud de Goth, como regalo por su nombramiento como arzobispo de Burdeos, una propiedad situada en Pessac plantada de viñas.
Bertrand de Goth fue elegido Papa en 1305 y adoptó el nombre de Clemente V. Rebautizó su Domaine como Papa Clemente.
Grand Cru Classé en tinto en la clasificación de Graves de 1953, el Domaine pertenece al empresario bordelés Bernard Magrez desde 1983. Con determinación y pasión, ha llevado a Pape Clément a la esfera de los grandes vinos de Burdeos. Respeto del medio ambiente, utilización de drones para seguir la evolución de las vides, vinificación a medida, de la vid a la bodega nada se deja al azar para garantizar la expresión del potencial de este terruño excepcional.
Le Château Pape Clément es un viñedo de 63 hectáreas plantado en una excepcional cima de grava pirenaica.
- Las variedades de uva tinta son 56% Cabernet Sauvignon, 40% Merlot y 4% Cabernet Franc. El grand vin envejece entre 16 y 18 meses en barricas de roble francés, el 70% de las cuales son nuevas. Clémentin de Pape Clément es el segundo vino tinto.
- Las variedades de uva blanca son 74% Sauvignon blanc, 22% Sémillon, 3% Sauvignon gris y... Ver más ...
Notas de los críticos profesionales Château Pape Clément 2022.
Descripción Château Pape Clément 2022
La añada 2022: una ventana al futuro.
¿Será recordada la añada 2022 como un indicio de lo que le espera a Burdeos en los próximos años? Con 22 días de heladas, el invierno de 2022 fue el más frío de esta década.
La temporada de invierno terminó en abril con heladas, mientras que la brotación se produjo sólo tres días antes de lo habitual, tras un periodo más suave durante la última semana de marzo.
El clima excepcionalmente cálido y seco se impuso entonces de forma prematura para la temporada.
El verano estuvo marcado por tres olas de calor sucesivas, con temperaturas que rozaron los 40 °C en no menos de 26 ocasiones, y un déficit hídrico que alcanzó los 130 mm, un récord para la región de Burdeos.
Las lluvias torrenciales caídas entre el 20 y el 30 de junio resultaron cruciales para el ciclo vegetativo, ya que permitieron a las viñas iniciar su proceso de maduración sin que los terruños sufrieran un gran estrés hídrico.
La maduración continuó durante todo el mes de agosto con temperaturas elevadas, aunque no extremas, lo que dio lugar a una vendimia temprana de uvas que habían alcanzado unos niveles de madurez excepcionales y mostraban una frescura aromática notable.
La vendimia se desarrolló con normalidad, con un clima templado y cálido